Investigadores descubrieron que, cuando un profesor proporciona más recompensas, los alumnos pasan entre 20 y 30 por ciento más de tiempo concentrados en su maestro o en la tarea.

Para mejorar el comportamiento de los niños en clase, los maestros deben enfocarse en alabar lo que hacen bien en lugar de regañarlos por lo que hacen mal, según un nuevo estudio publicado en la revista Educational Psychology. Investigadores de la Universidad Brigham Young observaron durante tres años a 2.536 estudiantes, desde jardín hasta sexto grado. Descubrieron que, cuando el profesor proporcionó más recompensas, los alumnos pasaron entre 20 y 30 por ciento más tiempo concentrados en su maestro o en la tarea. Los científicos advierten que no hay una medida mágica, pero, si los profesores logran equilibrar la reprimenda y la motivación, el comportamiento, incluso, podría mejorar un 60 por ciento. “Los elogios son una forma de retroalimentación que los estudiantes necesitan para comprender qué se espera de ellos”, dice Paul Caldarella, autor del trabajo. Así las cosas, esa poderosa herramienta los inspira para trabajar más duro, particularmente, aquellos que pueden tener dificultades académicas o de adaptación en el aula.